miércoles, 30 de junio de 2010

Leyenda del arco iris

Érase una vez en que los colores del mundo comenzaron a reñir. Cada uno reclamaba que era el mejor, el más importante, el más útil y el favorito.El Verde dijo: claramente yo soy el más importante. Soy el signo de vida y de esperanza. Fui escogido para el pasto, los árboles y las hojas. Sin mí, todos los animales morirían. Miren el campo y verán que yo estoy en la mayoría.El Azul interrumpió: ustedes solo piensan de la tierra, pero consideren los cielos y el mar. Es el agua la base de la vida y es elevada por las nubes del mar profundo. El cielo da espacio, paz y serenidad, sin mi paz ustedes serían nada.El Amarillo se rió: ustedes son tan serios. Yo traigo risa, regocijo y calor al mundo. El sol, la luna y las estrellas son amarillas. Cada vez que mire un girasol el mundo entero empieza a reír. Sin mí no habría diversión.El Naranja empezó a tocar su trompeta: yo soy el color de la salud y la fortaleza. Puedo ser escaso, pero soy precioso porque sirvo las necesidades de la vida humana. Llevo las más importantes vitaminas. Piensen en las zanahorias, las calabazas, naranjas, mangos y papayas. Yo no ando rondando por ahí, sino cuando lleno el cielo a la salida y puesta del sol, mi belleza es tan notable que ninguno da otro pensamiento a ninguno de ustedes.El Rojo gritó: yo soy el regente de todos ustedes! Soy sangre, la sangre de la vida! Soy el color de la valentía, dispuesto a pelear por una causa. Traigo fuego en la sangre. Sin mí, la tierra estaría tan vacía como la luna. Soy el color de la pasión y del amor, la rosa roja, la poinsetia y la amapola.El Púrpura se levantó a su plena altura. Era muy alto y habló con gran pompa: soy el color de la realeza y del poder. Los reyes, jefes, y obispos me han escogido a mí, porque soy el signo de autoridad y sabiduría. La gente no me cuestiona, ellos escuchan y obedecen.Y así los colores fueron jactándose, cada uno convencido de su propia superioridad. Su riña se puso cada vez más ruidosa. Súbitamente hubo un relámpago de luz brillante, el trueno tronó y retumbó. La lluvia empezó a caer sin clemencia. Los colores se agacharon de miedo, acercándose los unos a los otros para confortarse. En medio del clamor, la lluvia empezó a hablar: ustedes tontos colores, peleándose, cada uno tratando de dominar al resto. ¿No saben que cada uno fue hecho con un propósito especial, único y diferente? Únanse de las manos y vengan conmigo. Los colores se unieron y unieron sus manos. La lluvia continuó: desde ahora en adelante, cuando llueva, cada uno de ustedes se estirará a través del cielo en un gran arco de color como un recordatorio de que pueden vivir en paz. El Arco Iris es un signo de esperanza para el mañana. Y así, siempre que una buena lluvia lava al mundo, y un arco iris aparece en el cielo, recordemos en apreciarnos los unos a los otros.

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